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Bienvenido - 04/01/2025
10/05/2024
16 minutos de lectura

Entrenar en la vida

A lo largo de mi trayectoria de «bloguero» he hablado de cosas y temas muy dispares, la mayoría de mis artículos son reflexiones y comentarios que pasan por mi alocada cabeza, pero haciendo un ejercicio retrospectivo hacia estos, me he fijado que nunca he hablado de mi experiencia en el entrenamiento que he tenido que realizar a lo largo de mi vida. Pues venga, ahí vamos !!!

Retrospectiva del cuéntame

Los que ya me conocéis o me vais conociendo sabes que me pongo, y soy muy pesadito, con la importancia de la alimentación y el deporte o ejercicio físico, espero que con este desarrollo que vais a leer, comprendáis mi locura y obsesión por esto y que pueda por fin ser justificada 😉

He tenido una infancia, desde que yo recuerdo hasta los 12 años más o menos, normal, como un niño normal de los 70-80. Por naturaleza he sido movido y era receptivo a jugar a todo tipo de actividades que por aquella época se hacían en la calle y que ahora añoro mucho para los nuestros: fútbol, jugar a pillar y a levanta la maya/valla (nunca he tenido claro como se decía), bicicleta, monopatín… incluso le dábamos a la cuerda y a la goma con las chicas de vez en cuando, ⚽⚽⚽⚽.

Doy gracias a mis padres una vez más por criarme y educarme en un entorno donde esto era muy propicio, teníamos un apartamento en la playa y te pasabas, todo el día, todo el puñetero día en la calle jugando y moviéndote, solo era obligado comer en familia y dormir en la cama, el resto, a la calle !!!

Mi alimentación en mi primera etapa consciente era la de un niño normal, mi amada madre, ama de casa, cocinaba muy bien y nos hacía los platos que tocaban por aquella, comía mal, comía muy poco y me madre se desesperaba. El desayuno era muy dispar, épocas de leche con galletas maría, de las de verdad, chocolate con galletas, incluso una época larga de huevo frito 🍳 con pan tostado del día anterior, hecho al fogón de gas, me encantaba!!! Los almuerzos y meriendas se basaban en el típico bocadillo de jamón y queso, mortadela, salchichón…🥖 existía alguna excepción, cuando mi madre se volvía loca, podía comprar alguna que otra caracola de chocolate recién hecha de la panadería de barrio, eso era la locura, buaaaa!!!

En las comidas y cenas es donde venía la movida, mi madre era de hacer una comida y comer los cuatro y mandaban ellos, no voy a entrar ahora en los desastres de comidas que se hacen ahora para complacer a cada una de las unidades que componen la familia. Te podías encontrar un día un plato que le habían dicho a mi padre en el bar, acelgas con puerros y no se qué, plato maravilloso y excepcional, pero para un nano de 8-9 años era repugnante, jajajaja!!! No quiero decir que todas las comidas y cenas eran «asquerosas» para nada, pero había que comer lo que se ponía en la mesa y punto, 🍲, doy gracias también por estas decisiones.

Muchas de las veces en las que entraba en conflicto con alguno de de estos platos se montaba la guerra, la cabezonería y artillería pesada 💣 de mi madre con la mía, que tampoco era menos. Ya os podéis imaginar, desde meterme cucharadas a la fuerza al compás de los gritos de «mastica!!!», moverme la «bola» de un lado para conseguir tragarla, hasta recibir algún que otro «zapatillazo 🩴», incluso llegar a sacarme al rellano con el plato fuera para que me viera algún vecino, incluido el pijama y batín del «cuéntame»… 😆😆😆 la mayoría de veces ganaba la madre, y algunas las ganaba yo, equilibrio natural amigos.

Todo esto cambió en Marzo del año 1.985, aunque tengo mis dudas si fue en el año 84, me empecé a encontrar mal, yo no era consciente, pero mis padres sí, lo típico, cansancio, bebía mucha agua y orinaba a raudales, pero la justificación de mi madre era evidente, «Pepe es normal que esté cansado, no para de moverse y es normal que tome mucha agua, si toma mucha agua, también la tiene que mear«. Después de pasar unas fallas desastrosas com mis padres, mi padre no tuvo la menor duda de que aquí pasaba algo, como persona ilustrada consultó su enciclopedia Salvat, no encontró nada, pero sí en su libro azul, «El libro de la Salud», inmediatamente mis padres encargaron un análisis de sangre, era la primera vez que me hacían uno, cagado, le tenía terror a las agujas. Recordaré toda la vida ir en ayunas y al salir, en el ascensor de bajada, empezar a ver estrellitas y casi perder el sentido, me tuvieron que tumbar en un banco y dejar pasar un rato, cosas de los metabolismos «glucolíticos» que ahora comprendo 😉

Y salió la fiesta!!!! Al tío David le toco la lotería, le salió la papeleta de «Diabético Tipo 1» o lo que se suele llamar también «Diabético Infantil» 🍬🍬🍬🍬. Que os voy a contar amigos, a mis padres les metió una buena ostia y a mi otra, aunque siendo menos consciente, agradezco una vez más a mis padres que tomaran la decisión de ponernos en manos del mejor endocrino diabetólogo de Valencia, el Doctor Don Marcos Sopena (https://maps.app.goo.gl/ZHctQrZQJm116Dup7), padre, ya fallecido.

Recuerdo a este doctor de los 80, una persona maravillosa, con su calculadora procesando la cantidad de calorías que podía tomar al día; más lentejas de aquí, menos gramos de pan allá. En la primera consulta nos dijo; «Una cosa os tiene que quedar claro, durante el mes de Abril, vamos a regular el azúcar y cambiar la alimentación, pero una vez quede regulada, David se va a tener que pinchar insulina todos los días, no hay otra.«. Yo me pusé a llorar y me padre se puso a temblar, ahora comprendéis de donde heréde mi terror a esto. Mi padre «negoció» si había otra posibilidad, antes de ir a consulta, se ilustró de nuevo, en todo lo que era esto y en sus avances, insistió en la «bomba de insulina» o en el «transplante de pancréas» para poder evitar la «agujita todos los días», Don Marcos denegó, «Todavía es pronto para esas cosas, yo voy a EEUU una vez al año y os digo, que cuando la bomba esté preparada para ponerla en Europa, al primero que se la pondré, será a David«. A mi padre le daban terror los médicos y todo lo que tenga que ver con ellos y los evitó a lo largo de su vida en todo lo que pudo, una vez más le agredezco que hiciera el esfuerzo sobrehumano de venir a estas dos primeras visitas y otra al cardiólogo en mi época de «soplo en el corazón», el resto fue cosa de mi madre 🙏.

En las siguientes visitas Don Marcos me inculcó una serie de premisas y de valores que se me quedaron fijas en mi cabezota dura:

– ⏰ «Debes de ser como un reloj Suizo, pincharte siempre a tus horas y comer a tus horas.»
– ⚖️ «Todo pesado y contando las colorías que ingieres» . Por aquella época no existía todavía las «raciones de hidrato».
– 🎂 «Te puedes pasar un día, un acontecimiento familiar, pero al día siguiente, vuelve!!!»
– 💪 «Disciplina, mucha disciplina, el diabético tiene que ser una persona muy responsable y ser consciente de su enfermedad.»
– 🏋️ «Alimentación y Ejercicio, son igual de importantes.»
– 🔪 «Si te lo tomas a cachondeo, a la larga, te podrás quedar ciego, perder un riñon o amputar una pierna, esto es cosa sería.» Toma ya!!!
– 👴 «David, sino te pasas, puedes tener una calidad de vida igual a los demás, siendo consciente que vivirás 5-7 años menos que una persona no diabética.» – Guaaaaaooooo!!!

De puta madre no? con 12 años esto es maravilloso eh?… 😆😆😆😆 pues nada no voy a dar pena en esto, traje nuevo, vuelta a la tortilla y asimilar la ostia. Ya os podréis imaginar el giro de alimentación que tuvo que pegar mi madre, todo pesado y calculado, con infinidad de alimentos, ya no era lo que ella pensaba que iba a hacer de comida/cena, era cosa de imposición médica!!! Menos mal que por aquella época me entraron las hambres de la muerte, empecé a crecer como un descosido (buen síntoma según el Doctor) y mi madre no daba a basto para saciar mi voraz apetito… llegaba a tener 4-6-8 platos en la mesa solo para mi, mi amada mujer puede dar fe que me ha conocido en estas épocas.

La de la alimentación lo llevaba bien y la verdad tuve mucha fuerza de voluntad en no cometer «locuras» y tomar cosas fuera del control de mis padres que para mi estaban prohibidas, no me pasaba ni una pizca, lo hacía muy bien. También tengo que dar gracias a mi madre que como buena panadera/pastelera de familia que ha sido, de vez en cuando me hacia unas tortas deliciosas 🥧 con sacarina líquida y fructosa (todo esto veneno ahora para mí) para saciar mi «mono dulce».

Superación a la aguja 💉

A esta nueva etapa de mi vida nacieron dos factores bastante duros para mi, el superar mi terror a las agujas y la obligación de entrenar o hacer ejercicio, cosa que antes hacia a mi santa voluntad, no es lo mismo hacer una cosa cuando te de la gana que hacerla por obligación, cambia mucho verdad?

Lo de el terror a las agujas es para libro a parte, no podía verlas ni en pintura, me ponía amarillo y me entraban mareos y angustias, recordar que por aquella época tampoco existían terapias para estas cosas y las cosas se resolvían por otra vía, a ostias por ejemplo, cosa que no fue mi caso, gracias papis. Para resumirlo, no lo superé hasta los 14 años, antes dependía absolutamente de mi madre, era ella la que tenía superado este reto. Esto hacía que mi calidad de vida y la de mis padres no fuera buena, dependía al 100% todos los puñeteros días de mi madre. Hubieron casos en los que mi madre tuvo que irse un par de días a su pueblo y mi padre tuvo que contratar al practicante del barrio para que viniera todas esas mañanas, qué fuerte no? …tiempo más tarde mi madre enseñó a pincharme a mi hermano, 4 años mayor que yo, para tener una alternativa igual de cercana. Era un rollo, un puto rollo, no podía quedarme a dormir a casa de ningún amiguete (no se llevaba tanto esto, pero bueno), no podía pasar un fin de semana completo con mis primos y tíos y mil mierdas más que te hacían tener una vida muy limitada en este sentido.

Recién cumplidos los 14 años tenía un reto muy jodido a superar que aún no había conseguido, tenía que ir al viaje de fin de curso a finales de Junio, no hagáis cálculos, repetí octavo de EGB por eso sale esa edad. Claro, como podéis imaginar, no se podía venir mi madre ni mi hermano, jajajaja. Me apunté en Octubre sabiendo que me quedaba todo el curso para superar el pinchazo y como siempre, lo dejas para última hora. Además tenía el comodín de que entre mis nuevos amigos, uno de ellos que también era diabético y siempre me quedaba la esperanza de decir, pues joder, me podría pinchar él no? pero después decía, joder, que espectáculo, que diría el resto de chavales «A Espí, le está viendo el culo Montecelo todos los días, 😆😆😆😆😆😆.», no era plan verdad?

Así que una tarde de fin de semana que quedé con mi amigo Fernando Sanz (del colegio anterior, pero mantenímos la relación) empezamos a hablar de este tema, que no había forma de superar el pinchazo, nos teníamos confianza mútua. No me acuerdo muy bien de lo que hablamos, lo que sé es que el tío me dijo unas palabras y recibí un apoyo por su parte para que yo confiara en mí plenamente. Y así fué, llegue a casa y le pedí a mi madre la insulina, creo que era el segundo o tercer intento, me encerré en la salita/habitación de mi hermano, me puse la música heavy a tope y empecé el acto de superación. Salí varias veces de la habitación, volví a entrar, me marqué que no salía de ahí sino era con la insulina puesta por mí. No me digáis como lo hice pero lo conseguí, salí llorando de la habitación y todo un universo nuevo se me abrió ante mis ojos, toma ya !!!

Asimilación y constancia, principios del entrenamiento 💪

El segundo factor que tuve que enfrentar fue la de incorporar a mi día a día la rutina de entrenar o hacer ejercicio, lo que sea, pero «David, todos los días tienes que hacer algo.». A esta responsabilidad propia se le sumó el «General Papi» que en sus sesiones de ilustración sobre la materia había leído de la importancia de este factor para una buena calidad de vida del diabético. No hace falta decir que por aquella época la práctica del ejercicio diario no era como ahora, que bajas y ves a todas horas a mil personas corriendo, yendo en bici o estirando en un banco, nadaaaaa, por deciros, no había ni los gimnasios de barrio tipo «Forma Sports». En toda la contornada del barrio solo pudimos localizar un gimnasio, de culturistas, en la Plaza de Roma, de culturistas de verdad, pequeño, con poca luz, lleno de bestias, yo un chaval con poco desarrollo en esa edad, no me hacían caso y al final hacía lo que podía o lo que me daba la gana, pero podía justificar mi acción ante el General 😉

Mi mundo cambió cuando a 200 metros de mi casa, en plena Avenida del Cid, abrieron el mega gimnasio «Forma Sport» y allí fui yo durante una época larga, iba prácticamente todos los días y hacía de todo, creo que era de los pocos que pagaba una tarifa plana para acceder a todo; bici estática (no había cinta ni eliptica), todo tipo de aparatos de musculación, y a ciertas horas me metía en sesiones de lo que sea para saltar y sudar. Incluso había un saco para darle, toda una novedad, y me quedaba algunas veces sudando la camiseta.

Ya me conocían en el Gym porque era mi segunda casa, hice buenas amistades y en algunos momentos me lo pasaba hasta bien. Me cansaba un poco que los «grandotes» me dijeran «Chaval, tienes que comer más«, estaba hecho un palillo y era capaz de comerme dos jabalís enteros de golpe, cosas del metabolismo amigo. Hubo un momento de esa época que me entro un poco el escaqueo, tema de éxamenes y que tenía que estudia mucho para pasar de curso, buscaba una vía de escape con un peso superior el del entrenamiento, a lo que «General Papi» contestó, «Mi pequeñete, no te preocupes por los estudios, lo primero es tu salud, si tienes que sacar malas notas, sácalas», joder, me quedé sin argumentos y no me quedó otra opción que la de asimilación, la del tener claro QUE EL EJERCICIO Y ENTRANAMIENTO FORMARÍA PARTE DE MI VIDA.

Poco a poco y en el transcurso de los años, empecé a incorporar nuevas modalidades de práctica de ejercicio, aprendía ha hacer cosas en casa, me apunté a Karate en el colegio porque mi hermano destacaba en este deporte, yo duré poco. Gracias a mi altura, con 17 años me planté en 194cm y a tener la oportunidad de tener en el colegio y en la playa canastas de baloncesto, incorporé este deporte a prácticarlo de manera habitual, empecé tarde simplemente lo prácticaba y sudaba la camiseta, que para mi era la premisa principal.

Con 16-17 años me empezó a molestar mucho la espalda y lo que decían todos los entendidos es que yo tenía que nadar, así que, me puse a ello, mi primera piscina fue la del Hotel Olympia de Alboraya, me cruzaba toda la Valencia en autobús y perdía toda la mañana, después pase por la de Valencia también y las últimas fueron las del Carmen y Mislata. En verano, en Puebla, le pegaba mucho porque tenía mucha libertad. La natición es maravillosa amigos, a mi me gusta mucho, hay gente que la odia porque dice que se aburre.

LA NATACIÓN ES UNO DE LOS EJERCICIOS MÁS SALUDABLES, COMPLETOS Y EN LOS QUE ME SIENTO MÁS REALIZADO

David Espí

En la edad de 20-30-40 años seguí practicando con regularidad el deporte, con mi propia autodisciplina y conocimiento, incorporé el pádel, 🎾 con partidas de sudar mucho la camiseta, muy divertido y muy recomendable para todo tipo de público. Hice amagos para intentar pillar la marcha de correr, lo intenté dos veces, la primera abandoné y la segunda abandoné pero porque me lesioné de hacer las cosas mal. Mi fisio de siempre me dijo que por mi forma de pisada, por mi altura y mil historias más, no me recomendaba la práctica de este ejercicio, le hice caso durante un buen tiempo.

Ya en mi última década de los 40 a los 50 años, las cosas cambian, notas como te haces mayor y esto es así, pero sigues con el ímpetu, empeño y constancia que te han enseñado desde crío, pero joder cuesta, te absorbe el trabajo y se añade un elemento más que es nuestro hijo. Pero lo ví desde un punto de vista diferente; «Quiero que mi hijo me recuerde y me vea como un papá activo en el deporte y en el ejercicio.» y así sucedió. Hice el tercer intento para salir a correr 1-2 veces por semana, pero lo hicé bien, contacté con un grupo muy afín a mis principios, los Beers Runners, y acerté 🍺. Me he podido desarrollar en este deporte hasta donde yo he querido y los objetivos que yo me he marcado, correr una 10K y correr 5K en menos de 30min, por ejemplo. Sigo prácticando aunque ahora tengo la novedad de un espolón en el talón izquierdo y lo he tenido que apartar, pero volveré.

Cuando mi hijo cumplió 4-5 años, lo apuntamos a nadar a la piscina de la Patacona los sábados por la mañana, yo me encargaba de entrarlo y sacarlo de vestiarios, me duchaba con él, etc. Aprovechaba y me subía al gym ha moverme un poco, pero con esta edad ya no aguantaba, no podía estar encerrado en ese garito viendo que a 200 mts tenía el mar. Así que diseñe una nueva estrategia, tenía 45 min. de mi tiempo antes de que el chiquillo saliera de la piscina, cambie de plan. 20-30 min. corriendo por el maravilloso paseo de la Patacona, 7-10 min de chapuzón en el mar 🏊 sin neopreno en invierno o 10-15 min en primavera-verano. Maravilloso, fantástico, uno de mis mejores hábtios que he incorporado en mi práctica del ejercicio !!!

La importancia de un entrenador personal 🏋️

En estos últimos 5-6 años he hecho amagos de meterme sesiones de gimnasio y tengo que reconocer que no me gusta. No me gusta su ambiente, su luz artificial, estar encerrado, respirando aire viciado. Hice un intento de apuntarme al gimnasio de enfrente del despacho, cogí una marcheta, pero abandoné, desistí, yo y mi cabeza lo tenía claro, debía de haber algo más.

Un amigo mío, cuando lo veía, me hablaba de lo contento que estaba con su entrenador personal y de las sesiones de «chaleco» que se metía. Eso para mi era otra dimensión, por su coste y porque siempre he sido una persona hecha a sí misma, no me veía con ese concepto. Me costó asimilar esta idea, pero veía como la edad avanzaba y que la barriga de la felicidad que pude frenar en los inicios de los 40 🫃, en sus finales, se empezaba a manifestar y no estaba dispuesto !!!

Y así lo hice, un día cualquiera tomé la decisión de acercarme a AVFIT y probar una sesión gratuita de «chaleco de electroestimulación«, fue brutal, acojonante, la leche, la ostia. Empecé yendo una vez cada 15 días antes superar tal impacto, ahora sigo yendo una vez a la semana y combino una de «chaleco» y una de «fuerza».

Es otra de mis mejores decisiones que he tomado en la vida, invertir dinero en esta acción, no me importa si me lo tengo que quitar de caprichos o cosas tontas, lo pago muy agusto. El comprometerme a ir una vez a la sesión a una sesión de alta intensidad, junto cambios que he realizado el los últimos 3 años y que explico en este otro post, ha hecho que me sienta mejor que incluso cuando tenía 20 años !!!

Para finalizar, os tengo que decir, que como habréis podido comprobar a quien ha tenido el valor de leerme hasta el final, 📖 que he probado de todo, y dentro de todo mi recorrido en la vida de mi entrenamiento, solamente puedo recomendaros que con una determinada edad, cada cual que coja la suya, es vital y necesario, someterse, semanalmente a unos entrenamientos personales, a un profesional que esté delante de ti chillándote a la oreja, en mi caso, como hace mi amigo Autivo cuando ve que me voy a venir abajo y me chilla «Vamos Tigre!!!» en el momento exacto.

Aprovecho todo este escrito para hacer un reconocimiento a dos pedazos de personas que llevo años estando con ellos y que hasta ahora los llevaba guardados en mi corazón, Autivo y Vicente, Vicente y Autivo, de AVFIT, ellos saben, que sin el trabajo y la constancia de ellos, no sería lo que soy ahora, son unos cracks y desde aquí toda mi admiración y agradecimiento hacia ellos.

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